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La innovación dejó de ser una cuestión puramente tecnológica para convertirse en una estrategia de cambios integrales de los negocios.
La industria avícola colombiana es un ejemplo de innovación empresarial con sentido estratégico.
La innovación es la capacidad de las empresas para adoptar cambios que mejoren sus operaciones. Una de las industrias que más ha innovado en los últimos años, con una estrategia de cambios integrales, es la avícola, a través del empleo de tecnología genética, mejoras en la alimentación de las aves, segmentación por nichos de mercado y uso de fuentes de energía eficientes como el gas licuado de petróleo (GLP), que reemplazan los combustibles convencionales.
La innovación dejó de ser una cuestión solo de tecnología. Ahora se la concibe como los cambios estratégicos e integrales que mejoran las organizaciones en muchas áreas: optimización de procesos, eficiencia energética, reducción de costos, sostenibilidad medioambiental y avances tecnológicos asociados a la industria 4.0.
La innovación no consiste en descubrimientos realizados por genios; el reto está en crear las condiciones organizacionales para que las mejoras surjan. Como lo expresa Alejandro Ruela Gossi en su libro The Big T Paradigm (2004): “Las buenas ideas pueden provenir de cualquier departamento de una empresa, pero sentarse a esperar que se encienda el ‘bombillo creativo’ de alguno de los empleados no luce como una estrategia correcta”. Para que la innovación resulte exitosa, se requiere la “apropiación organizacional” de las ideas.
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La industrialización innovadora adelantada desde las grandes empresas ha agregado a la cadena de valor automatización, robotización y digitalización sus procesos. En contraste, las pequeñas empresas y granjas agrícolas continúan con la tradicional labor de producción y comercialización de sus productos.
Incorporar cambios en una organización significa hacer innovación de valor, como lo expone el libro “La estrategia del océano azul”, creando productos y servicios diferenciados y optimización de costos para mercados repensados en profundidad.
¿En qué ha consistido la innovación en la industria avícola?
La industria avícola colombiana es un buen ejemplo de innovación y de cómo varias empresas lograron adaptarse a las tendencias innovadoras mundiales, esas que permitieron en 50 años, por ejemplo, que un pollo tuviera un peso vivo de 1.15 kg a 2.5 kg, y que el peso de la pechuga pasara de 12% a 24%.
En los años noventa, los costos de producción en esta industria eran elevados y se trasladaban al consumidor final. Desde entonces la productividad ha aumentado, con los consiguientes beneficios para el consumidor. Hoy Colombia, según estadísticas de la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi) de 2019, es el tercer productor de pollos y huevos de Latinoamérica, detrás de Brasil y México.
Gracias a la innovación, en pocos años cada colombiano pasó de consumir anualmente 12 kilos de pollo y 160 huevos a finales del siglo XX, a 27.1 kilos de pollo a 240 huevos (Fenavi).
Entiende por qué la innovación es fundamental para aumentar la producción del sector avícola.
En torno a la industria avícola hay manejo genético, producción de carne y huevos, producción de cereales (maíz, soja y sorgo) y de alimentos balanceados, desarrollo farmacéutico veterinario, fabricación de equipos e implementos, y redes de frío y transporte, entre otras actividades.
En cada una de estas actividades los cambios han sido notables. Hasta 2014, solo 12% de la producción de carne de pollo y 23% de la de huevos se realizaba en plantas automatizadas; la mayor parte de la producción se hacía en galpones con trabajo manual y sin condiciones adecuadas.
También ha habido avances en la prevención y el control de las enfermedades que atacan a las aves, y mejoras en su alimentación. Al mismo tiempo, se ha extendido la práctica de la “avicultura sostenible”, en la que se ha retomado la crianza tradicional de las aves, pero con menores costos.
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Debe destacarse la acción conjunta de las empresas de esta industria frente a retos comunes, como la competencia de productos importados, los mitos en torno a las hormonas usadas en la cría de las aves y la mitigación de olores por la producción intensiva.
La innovación y el uso de combustibles alternativos
En ese sentido vale destacar que en la industria avícola la presencia y el uso de la energía es fundamental. Las empresas vienen trabajando en acortar el tiempo de cría, un beneficio que se logra con la disposición de instalaciones apropiadas, que implica el manejo de la temperatura calórica hasta el momento del sacrificio y el acondicionamiento de mayor número de aves por unidad de superficie.
La Federación Nacional de Avicultores de Colombia destaca, entre las tendencias para mejorar la producción, el mantenimiento de las condiciones ambientales en el galpón, que debe permitir ofrecer un mayor confort a las aves que se encuentran en producción.
Para ello la mayoría de las granjas usan como fuente primaria el gas propano, utilizado para mantener la temperatura de los planteles de acuerdo con la edad y requerimiento de las aves, y cuyos precios tienden a fluctuar de acuerdo con el mercado, llegando inclusive a niveles superiores a la inflación. En este momento se están empleando fuentes de energía alternativas a las convencionales, tal como el Gas Licuado de Petróleo (GLP).
El control calórico que proporciona el GLP y la facilidad y la flexibilidad para instalar las infraestructuras de suministro de esta fuente de energía garantizan la cría de aves en las condiciones convenientes.
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En definitiva, la innovación ha sido clave en el desarrollo de la industria avícola y en este proceso destaca la alineación de las empresas para asumir temas diversos y multidisciplinarios pero que, a medida que se pone en práctica la innovación, se han logrado mitigar para hacer de esta industria un ejemplo de resiliencia frente a los desafíos.
Todos estos cambios han hecho de esta industria un ejemplo de resiliencia; una industria que es casi una marca país.
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